La lucha por un ambiente mejor no puede ser separada de la lucha por una sociedad mejor (GUILLERMO FOLADORI)

martes, 26 de julio de 2016

Entrevista: Bioseguridad en los ecosistemas productivos y su entorno

ENTREVISTA CON ANA WEGIER 


Ana Wegier, doctora en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), actualmente es investigadora en el Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM. Fue conferencista en el curso “Bioseguridad de los OVM en los ecosistemas productivos y su entorno” que se desarrolló del 9 al 13 de mayo 2016, en la Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima, Perú. Las principales investigaciones realizadas por la Dra. Wegier son sobre conservación y bioseguridad de algodón silvestre y maíz, en su centro de origen y diversidad.

LEISA: ¿Cuál es su opinión sobre la ingeniería genética en América Latina?
Ana Wegier: Se puede usar para cosas buenas y malas, y depende de con qué criterio y en dónde la usas. Hay ingeniería genética que se puede estar utilizando para producir medicamentos o hacer investigación de forma confinada. O puede ser que se esté utilizando para liberar productos al ambiente en los centros de origen y biodiversidad de especies importantes para la humanidad. Esos casos son muy distintos. Juzgar a la gente que habla de los transgénicos a favor o en contra es una forma de evitar el debate serio e informado y al final todos pierden. Una de las conclusiones del trabajo que realizamos es que las investigaciones deben desarrollarse a largo plazo y que hay que reconocer la necesidad de hacerlas para contar con información para tomar mejores decisiones. Esto no tiene que confundirse con temor al desarrollo, simplemente las decisiones se toman con mayor responsabilidad porque se entiende que las tomas hoy pero van a afectar sobre todo a las siguientes generaciones. Porque los transgénicos no son producto de una tecnología más del campo, donde si no funciona podemos retirarla. Como organismos vivos, los genes de los productos genéticamente modificados van pasando de generación en generación. Lo que liberemos hoy, si hay flujo génico, va a permanecer en el ambiente y no lo podemos retirar. Las personas que toman las decisiones tienenque darse cuenta de que no están pensando en su finca ni en sus años en el gobierno. Están pensando en sus nietos. ¿Qué es lo que van a heredar a sus nietos? Eso es lo que se va a decidir y por eso es bastante grave tomar decisiones sin conciencia de las consecuencias. No es temor, simplemente la información tiene que haber sido generada en esta área.Por ejemplo, las condiciones que hay en Perú por ser centro y origen de la diversidad de la papa, no son iguales a las de ningún lugar del mundo. Aquí están y se mantienen las condiciones en las que la diversidad de la papa se originó, incluida la cultura, los sistemas de manejo y su ambiente. Las investigaciones realizadas en Canadá o Australia sobre la papa no se aplican directamente al Perú, por eso se deben realizar investigaciones aquí. Para eso debería estar sirviendo la moratoria de diez años, además de establecer la parte legal. Es necesario que se genere mucha investigación para que los tomadores de decisiones cuenten con información adecuada. Sino, van a estar todos muy bien capacitados, por ejemplo para hacer análisis de riesgo, pero no habrá información local para evaluar.


LEISA: En Perú, el flujo génico es uno de losargumentos para tratar de poner límites al uso de los transgénicos. Queríamos preguntarte sobre la evidencia empírica de flujo génico que se hayadetectado en México.

AW: En México tenemos dos casos importantes porque nosotros somos centro de origen y diversidad genética tanto de algodón, como de maíz. El caso del algodón es el que más he estudiado.
He estado viendo cómo es la evolución de la especie en el país. Todas las especies evolucionan bajo cuatro fuerzas. Esas fuerzas son la mutación, que son cambios en el ADN; el flujo génico, que significa que individuos vayan de una población a otra y tengan descendencia; la endogamia, cuando se juntan entre parientes y hay repercusiones por genes iguales, yla selección natural, que significa que cuanta mayor diversidad hay en una población, mayores posibilidades hay de sobrevivir a nuevas condiciones en el ambiente, y cuando menos diversidad existe, las posibilidad de sobrevivir son menores. El flujo génico es parte de la evolución de todas las especies que están actualmente en el planeta. Hay mucha gente que no entiende biología evolutiva y entonces piensa que el flujo génico es algo nuevo. En el caso de plantas silvestres y cultivadas, el flujo génico se da por dos vías. Una es por migración de los gametos,o parte masculina, que es el polen y tiene movilidad propia, sea a través del viento o de polinizadores, depende de la especie;la otra vía es a través de semillas, que ya tienen la parte femenina y masculina en un individuo nuevo y distinto. En el caso de la mayoría de las plantas cultivadas es evidente que elhumano tiene mucho que ver con su movimiento. Por ejemplo, la semilla del maíz se mueve a distancias tan lejanas como un humano la pueda mover. Y en el caso del algodón es más o menos lo mismo. El polen se mueve a distancias mucho más cortas porque requiere del polinizador. En el maíz el polen se mueve, además, por el viento, y eso puede moverlo tanto como las condiciones lo permitan, en suave brisa o tormenta. Hay estudios hechos para ver a qué distancia se podrían mover los transgenes en campos de cultivo, pero son muy locales.
Sin embargo, en el caso de que tengamos parientes silvestres necesitamos ver un poco más allá. Cada planta de maíz puede producir 4,5 millones granos de polen. Entonces, si en medio de un campo hay una planta de maíz transgénica, esta producirá esa cantidad de polen. Con un grano de polen que, movido por el viento, llegue a dos kilómetros de distancia y logre polinizar, habrá una semilla, que va a dar otros 4,5 millonesde gramos de polen. Y así puede haber por mucho tiempo unapresencia baja, que no es igual a cero. En los centros de origen y diversidad no se puede permitir una frecuencia baja, se tiene que tratar de mantener en cero. Ahora se ha estado intentando, para fines comerciales, hacer políticas con presencia mínima de transgenes, porque no pueden controlar la presencia cero, pero no es para fines de protección de la diversidad y esoes muy importante que se entienda. En Europa han permitido que por presencia accidental o técnicamente inevitable losingredientes de los alimentos no superen 0,9% de transgenes.
Estudiantes identificando algodones silvestres. A. Wegier


Eso es una cuestión comercial, su objetivo no es conservar los centros de origen y diversidad, porque si permitimos aunque sea una baja presencia, no sabremos cuáles van a ser las presiones de selección o condiciones ambientales en el futuro que pueden hacer que esa presencia aumente o disminuya. Por eso tenemos que mantener la frecuencia en cero. Se ha hecho mucha teoría evolutiva sobre el flujo génico. Conocemoslos mecanismos, simplemente no hay que temerle. Hay que ver cuáles son las características biológicas de cada uno de los cultivos y si hay capacidades reales de evitar ese flujo génico. Cuando el objetivo es la conservación se requiere conocer cómo se origina y se mantiene esa diversidad genética. En el caso del maíz, mucha de esa diversidad está formada por cuatro principales factores. El primero es el sitio donde se cultiva el maíz, la diversidad de cada una de las plantas de maíz está moldeada por el ambiente. Otra es la distancia a la que puede viajar el polen; ya dijimos que no hay manera de controlar esto, simplemente se mueve. Otra de las cosas que tienen importancia en el maíz es la migración a través de semillas y cómo se va dando, y ahí, obviamente, está involucrado el humano. La otra característica es el uso de este maíz; por ejemplo, hay algunas variedades que se utilizan mucho y otras poco. Esto también influye en cómo se moldea la diversidad. Entonces, si nosotros afectamos cualquiera de estos mecanismos, también estamos afectando, a largo plazo, la diversidad. Si el intercambio de semillas, por ejemplo, es importante para la diversidad genéticadel maíz, no podemos interrumpirlo.Lo que hemos visto en la experiencia mexicana, es que en centros de origen y de diversidad genética y en países megadiversos, los análisis de riesgo y las medidas de bioseguridadhan sido superados por la realidad. En México tenemos una ley y su reglamento pero todavía no tenemos una norma oficial que diga cómo se deben hacer los análisis de riesgo enlas solicitudes. Entonces no se han hecho buenos análisis y las consecuencias han explotado por situaciones no previstas. Por ejemplo, razas de maíz y algodón silvestre con transgenes o en el caso de la soya transgénica, donde el problema es económico, entonces, la miel tiene polen transgénico. Eso lo detectaron en Alemania. México es el segundo exportador de miel a Europa y en esa cadena productiva están involucradas más de 40 000 personas, en general de origen maya, que practican apicultura como uncomplemento de otras actividades económicas. Hay muchísimagente afectada por este problema. En Europa se puede separar el polen del resto de la miel, por eso cuando lo detectaronse detuvieron las exportaciones; después hubo negociación a nivel legal entre los países para que no separaran el polen, se tomara como componente de la miel y no como ingrediente. Ahora la miel mexicana no está etiquetada, pero los europeos dejaron de consumirla y castigaron los precios, porque se sabeque viene de un país donde se siembra soya transgénica.


Flores de algodón silvestre. A. Wieger


LEISA: Pero has dicho que la contaminación con transgénicos permitida en Europa es de 0,9%.
AW: Si supera el 1%, entonces el producto tiene que estar etiquetado. Eso era lo mínimo que se podía detectar responsablemente. Ahora hay mejores protocolos de detección. Podrían disminuir el porcentaje de OGM un poco más. Es unumbral técnico, no es por cuestiones de salud.

LEISA: ¿Por qué los alemanes no aceptan que la miel de esa parte de México tenga un valor de polen
transgénico superior al 0,9%?
AW: Yo no sé qué pensarán los alemanes exactamente. Pero los estudios sobre efectos en salud humana no son independientesde las empresas, ni a largo plazo.

LEISA: Curioso, porque en Perú se importa maíz transgénico para alimentar pollos, pavos, cerdos. Eso se permite. Y hay una empresa muy grande quenos vende sus pollos y sus pavos, y exporta a Japón también, pero los japoneses les exigen que en sus pavos no haya material transgénico. En cambio, nosotros todos los días comemos pollo alimentado con transgénicos.
AW: La verdad es que es muy difícil que los países logrenmantener esta frecuencia de transgenes cercana a cero, porque las fronteras están abiertas al comercio. Los países que logren tener realmente cercanas a cero sus frecuencias, tienen mercados mucho más estables. En México lo vivimos desde 2013, debido a que un juez prohibió la siembra de maíz transgénico como medida precautoria para el proceso de una demandacolectiva. Entonces a México se le abrieron un mundo de oportunidades en mercados donde querían comprar maíz que no fuese transgénico. China, está interesada en seguir adquiriendo maíz sin transgenes. La verdad es que el resto del mundo no consume maíz como lo hacemos nosotros, consumen un animal que se come ese maíz. Los mexicanos y peruanos lo comemos directo en miles de platillos, todos los días, tres veces por día y en todas las situaciones de la vida. Al parecer en China y otros países les preocupan cosas similaresy se interesan entonces en comprar maíz a los países libres de transgénicos. En México tenemos el maíz que necesitamos para consumo humano, que es el blanco y que hasta nos alcanza para exportar. Muchos países quieren comprar maíz libre de transgenes, así que mantenerse libre de transgénicos abre un mercado importante. Y eso es algo que todavía no se ve en países como los nuestros, en donde parece ser que brilla más el hecho de sembrar tecnología y estar de la mano de ciertas transnacionales, que conservar los recursos, tener un mercado asegurado para la venta y convertirnos en un país con más estabilidad económica. Mi opinión es que las compañías transnacionales lo tienen muy claro, ellas venden semilla donde hay negocio. Y la semilla que nos van a vender después es la semilla libre de transgénicos. Ese es el siguiente paso…


LEISA: ¿Nuestro propio maíz?

AW: Sí, pero ellos sí lo conservarán limpio, en algún lugar.Entonces es muy importante que no se pierda la semilla. Méxic perdió la semilla de algodón. Ahora tenemos que comprar el 100% de la semilla en el extranjero. Y somos el centro de origen. Por eso son muy importantes los bancos de semilla. Pero a las semillas de los bancos hay que sacarlas al campo y en ese momento se pueden contaminar. Es muy importante mantener la semilla limpia, pues una vez que hay transgenes, es imposible quitarlos sin perder la diversidad. Por eso es que la precaución del flujo génico es tan importante, porque los efectos son irreversibles.


LEISA: ¿Encontraron que se había producido flujo génico?

AW: Sí, en algodón el flujo génico lo encontramos en el 50% de las metapoblaciones. Nosotros tenemos ocho metapoblacionesde algodón silvestre en el país, cuatro de ellas presentaron, por lo menos, una proteína recombinante, o sea, de origen transgénico. Cada uno de estos datos que salen a la luz tiene que estar muy bien corroborado, y debe ser difundido en una publicación científica, de tal manera que no se publique nada que después pueda ser rebatido, porque eso implica un desprestigio para quien lo está haciendo. Sobre maíz hay 14 trabajos publicados que demuestran transgenes en razas de maíz en México.


LEISA: Entonces, no se está cultivando maíz transgénico en México.

AW: Este año se inició un juicio cuya pertinencia se discutió desde 2013. Es una demanda colectiva, aparte de la ley de bioseguridad de OGM. Mientras esto sucedió, la medida precautoria que implicaba no sembrar estuvo vigente. Este año, lo que yo entiendo que dijo el juez, es que no puede haber liberaciones experimentales o piloto sin medidas de bioseguridad efectivas para evitar el flujo génico, y siguen prohibidas otras piloto y las comerciales. Por ahora no hay ninguna. Además, otro de los grandes problemas asociados a los transgénicos que preocupa, es el tema del uso de glifosato. Las solicitudes que impliquen su uso, tienen que garantizar que no hay un riesgo ambiental ni otros asociados. Lo cierto es que este debate fue admitido por el juez y va a permitir que la información que maneja cualquiera de las dos partes sobre maíz transgénico en el centro de origen y diversidad sea la verdadera. No se puede decir al juez:“los transgénicos producen más”, porque no fueron producidos
para que produzcan más, y ese era un argumento muy fuerte de los industriales. Ellos tuvieron que presentar documentos donde aceptan, legalmente, que sus transgénicos no producen más.


LEISA: En el caso del glifosato, acá no hay una restricción en su uso. Se usa en algunos cultivos, para
acelerar el proceso…
AW: En México la forma en que se regula el glifosato está completamente alejada de cómo se regula el transgénico. No hay una integración de toda la tecnología que implica el uso de semilla transgénica. En el caso del glifosato en particular, está cambiando bastante, pues nuestros países aceptaron, como muchos otros, este agroquímico porque estaba aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ahora ha dicho que es probablemente cancerígeno. Y entonces eso va a hacer que nuestros países tengan que utilizarlo de manera más consciente, o por lo menos hacer transparente su
toma de decisiones.

LEISA: Acá el tema del etiquetado ha sido bloqueado por la industria de alimentos, de manera que no sabes qué ingredientes contiene lo que estás comiendo. En Argentina, la soya transgénica tiene 50 millones de transgenes y existen zonas de monocultivo de soya con fumigación aérea de glifosato, entonces lo que los argentinos denuncian es que tiene efectos nocivos sobre la salud.
AW: Sí, se requiere investigación a largo plazo y, como decíamos,la investigación requiere recursos, además de mucho trabajo y es muy difícil hacerla cuando no hay colaboración. En México también se podría llevar a cabo en zonas donde se asperja por avión, ya que tenemos varios lugares de agricultura intensiva. El riesgo no solo es el glifosato, también hay otras cosas. Podrían hacerse ciertos estudios pero no existe el interés. El grupo de Andrés Carrasco en Argentina, empezó con esta línea de investigación por interés propio, debido a los desplazados y otros problemas. En México también hay grupos independientes que están tratando de hacer monitoreos a la salud.

LEISA: Una última cosa, en el Perú es muy difícil que el Estado pueda efectivamente monitorear, controlar la entrada de semillas transgénicas. Aquí la informalidad es excesiva. Entonces, ¿es mejor decir que no entren transgénicos a decir que vamos a dejar entrar y vamos a controlar y hacer todo para evitar la contaminación?
AW: La verdad es que uno no puede tomar decisiones sin tomar en cuenta el contexto social económico y político en donde van a impactar esas decisiones. Por más que sean decisionesbiológicas, si uno está tomando decisiones sobre plantas útiles, no puede ignorar al humano. Es una realidad que afecta a todo el mundo. Y este mundo está dispuesto a apoyar a los países que son centros de origen y diversidad. Ni Perú, ni México están solos, y eso es fundamental que se entienda. Los recursos para las investigaciones que nosotros estamos llevando a cabo, no solamente son de nuestros gobiernos.Entonces, es una responsabilidad de Perú tomar sus propias decisiones, pero no están solos, ni con el conocimiento científico, ni con la parte gubernamental. Y es importante que lo sientan así, porque están cuidando un recurso de toda la humanidad. Para México, los recursos que tiene la Secretaria de Ambiente (SEMARNAT) han sido fundamentales para el estudio de especies de las que somos centro de origen. Eso nos ha permitido generar información antes de que existan algunas de las solicitudes de liberación. En Perú hay mucha información que ya se ha generado sobre la papa: cómo es el intercambio, los polinizadores, los dispersores; sobre la filogenia de la papa, su historia, cuáles son sus interacciones y ahora llega un momento en que hay que integrar e identificar cuál es la información que falta y generarla. Esto no es allanar el camino para que exista la liberación. Es tener información para no tomar decisiones como si tuviéramos una venda en los ojos. En ningún momento quiere decir temor al desarrollo. Solamente es hacer las cosas con responsabilidad, la que exige el puesto de decisores políticos.

LEISA. REVISTA DE AGROECOLOGIA. junio 2016 volumen 32, Número 2


martes, 19 de julio de 2016

ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN DE UNA TRAGEDIA INCONCLUSA. FUKUSHIMA, PUNTO FINAL DE LOS MITOS NUCLEARES

A cinco años de la crisis nuclea

Esta crónica pretende ser un llamado que reafirme el rechazo a la energía de origen nuclear y que ayude a comprender los enormes peligros presentes en todo el ciclo, desde la minería a la gestión final de los residuos. Argentina no está exenta de riesgos. Un Fukushima en potencia se erige en Buenos Aires, a 100 km de capital federal. Con tres centrales construidas y la cuarta por concretarse, la amenaza atómica estará siempre latente.  Lejos de pretender generar desasosiego, el presente trabajo es una invitación a la denuncia y al compromiso ciudadano para impulsar un cambio en la matriz energética que inicie la urgente transición a las energías  limpias, renovables y descentralizadas.

*Autor: Pablo Palicio Lada
Movimiento Antinuclear del Chubut
Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE)


 El 11 de marzo de 2011 un terremoto de magnitud 9 sacudió Japón generando el devastador tsunami que golpeó la costa noreste de la isla con olas que superaron los 30 metros de altura. El letal maremoto arrastraba casas, destruía pueblos y se llevaba 20.000 vidas. Las pérdidas económicas se calcularon en cientos de miles de millones de dólares. El más potente terremoto jamás registrado en ese país generaba imágenes que recorrían el mundo como escenas del Armagedón. La destrucción del fenómeno natural impactó en la audiencia mediática planetaria. Pronto nos enteraríamos que en Fukushima se gestaba la peor tragedia nuclear civil de la historia humana. Sus impredecibles consecuencias persistirán por cientos de años y su final sigue siendo incierto. Si algún desprevenido todavía creía en el mito de una industria nuclear limpia, segura y barata, y Japón lograba conservar cierta aura de eficiencia y de infalibilidad tecnológica (a pesar de un amplio historial de fugas radioactivas, incidentes y “accidentes”[1] en sus plantas) Fukushima desterraría definitivamente esas fantasías.

Exterior  del  edificio del reactor Nº3 en ruinas. Crédito:  Dailymail

La fusión del núcleo de tres reactores del complejo Daiichi en las unidades 1, 2 y 3 y el casi colapso de la pileta de desechos radioactivos de la unidad 4 escaparon a cualquier escala de medición de accidentes que no contemplaban semejante situación. Los reguladores nucleares nipones ni siquiera preveían que un terremoto y un accidente nuclear pudieran ocurrir a la vez. Los peores desastres de la historia, Three Mile Island en Estados Unidos y Chernobyl en Ucrania -el más grave hasta ese momento-fueron resultado de la fusión de un solo núcleo, y aun así, 30 años después, la tragedia de Ucrania nos sigue recordando su vigencia, la emisión radioactiva nunca se detuvo. (Ver recuadro aparte: comparación de casos) Imaginar el escenario de la fusión de tres reactores en la pequeña isla de Japón y su prolongación en el tiempo estremece.

Génesis de una tragedia

En la década de los años sesenta la compañía norteamericana General Electric comenzó la construcción de la primera unidad del complejo nuclear Fukushima Daiichi compuesto por seis centrales diseñadas íntegramente por la corporación norteamericana. Los edificios con forma de cubo se ubican en línea  frente a la costa, aunque las primeras cuatro unidades se aprecian más próximas al océano que las unidades cinco y seis, situadas tierra adentro y a mayor altura sobre el nivel del mar. La decisión de General Electric de remover grandes cantidades de suelo para que las primeras cuatro centrales queden cerca de la costa se debió a motivaciones técnicas y económicas: de esta manera bombear el agua para enfriamiento de las plantas colapsadas presentaría facilidades y menores costos. Las unidades cinco y seis, construidas posteriormente, subsanaron este error y se hicieron a mayor altura y distancia. Al día de hoy uno de los problemas más serios en Fukushima es el agua subterránea que fluye directo a los sótanos de las centrales, transformándola en un líquido altamente radioactivo que debe ser bombeado y acumulado en miles de tanques distribuidos sobre una enorme superficie.

Los tanques con agua radioactiva se acumulan por todos lados

Aunque el terremoto por si mismo ya había producido severos fallos en el complejo y éste (ni ningún otro en el mundo) está preparado para un sismo de magnitud 9, la llegada del tsunami con una ola de 15 metros de altura superó con facilidad la barrera de contención que soportaba olas de sólo seis metros. El agua anegó las centrales anulando los sistemas de suministro eléctrico de emergencia y otras instalaciones vitales que impidieron el enfriamiento de los reactores y provocaron la fusión en el núcleo de tres de ellos. Durante los primeros días del desastre la empresa “Tokyo Electric Power Company” (Tepco) - la mayor generadora de energía de Japón y tercera del mundo- negó la fusión e intentó mostrar que tenía la situación bajo control. El jefe de gobierno de entonces Naoto Kan[2] declaró que la compañía retaceó información y lo dejó al margen de las decisiones; al punto de enterarse de la primera explosión en las centrales a través de la televisión. Cuatro días después del desastre, Tepco y la agencia reguladora nuclear japonesa, minimizaban los riesgos ante el público pero secretamente pedían autorización al primer ministro para que todos los trabajadores evacuen la planta porque de otro modo probablemente morirían. Naoto Kan rechazó esta posibilidad, abandonar las centrales implicaba  la fusión en cadena de todo el complejo y una emisión descomunal de radioactividad que hubiese hecho inhabitable a gran parte del territorio de Japón. Esta confesión, salida de la boca de quien tenía el mando en Japón, ejemplifica la gravedad de lo que estaba sucediendo por esos días. Naoto Kan denunció también la existencia de una red de poder paralelo llamada la “aldea nuclear”, un lobby atómico integrado por Tepco, y por políticos, funcionarios e investigadores de la universidad que se encargan de suprimir toda declaración en contra de la energía nuclear y evitar además la denuncia de sus peligros. Son responsables de financiar partidos políticos, medios de comunicación y tienen la capacidad de destruir carreras y realizar campañas difamatorias. En Japón los barones del átomo manejan en las sombras los resortes del poder.

Al igual que en Chernobyl fueron seres humanos anónimos los que dejaron sus vidas para evitar una catástrofe mayor. Los llamados “héroes de Fukushima” arriesgaron todo manteniéndose en sus puestos en los primeros momentos. Cientos de voluntarios y trabajadores de la central, con la ayuda de bomberos y militares, apagaron incendios, restablecieron la electricidad, limpiaron escombros y bombearon agua de mar para intentar enfriar los maltrechos reactores y las piscinas de combustible. Muchos de ellos sucumbieron a la radioactividad, incluido el director de la central de entonces Masao Yoshida, víctima de un cáncer de esófago. En cierto modo el azar  jugó a favor del pueblo japonés y que la tragedia no fuera mayor: los primeros días el viento soplaba hacia el este a través del océano pacífico con lo cual buena parte de la fuerte radiación de esas primeras horas deambulaba sobre extenso mar. El 15 de marzo el viento rotó hacia el noroeste contaminando Tokio[3], la ciudad más  poblada del planeta. La capital japonesa, de 36 millones de habitantes, quedó severamente contaminada como pudo certificarlo el prestigioso ingeniero nuclear estadounidense Arnie Gundersen,[4]  analista de muestras al azar en distintos puntos de la megalópolis. Luego de examinarlas, concluyó que en Estados Unidos serían consideradas como desechos radioactivos peligrosos. La otra razón azarosa es que el accidente sucedió un viernes, detalle increíblemente importante porque de haber ocurrido al día siguiente -durante un fin de semana-  otro sería el destino de Japón. Al momento del desastre había unos 1000 trabajadores ubicados entre Fukushima Daiichi y Fukushima Daini que pudieron llegar rápidamente al lugar del siniestro. Durante los fines de semana el staff se reduce al mínimo porque Tepco (como la mayoría de las centrales nucleares) no quiere correr con el costo de mantener todo el equipo de trabajo en los días de descanso. Con las carreteras destruidas por el terremoto, los trabajadores habrían estado demasiado lejos como para llegar a tiempo. Es difícil predecir cuál hubiera sido el escenario ante esta situación, pero hay muchas probabilidades de que hubiesen perdido el control del lugar y con esto los niveles de radiación emitidos habrían impedido acercarse a Fukushima. La corrupta industria nuclear cree que los desastres respetan  feriados.

Tepco no escapa a la conducta habitual de las corporaciones nucleares que pretenden ocultar la realidad de una actividad inviable que condena a un futuro incierto la vida de las presentes y futuras generaciones. Decenas de radioisótopos generados en los fusionados reactores de Fukushima infectarán la tierra por miles de años. El objetivo de la empresa y del gobierno es mostrarle al público que  Fukushima es un problema que puede resolverse, un error humano o una tragedia natural que se arregla con más medidas de seguridad y controles, justificando de esta manera la puesta  en marcha de los 48 reactores nucleares que estuvieron apagados durante cuatro años[5], permitiéndoles continuar por el camino nuclear en una de las regiones más sísmicas del planeta. Un camino que podría conducir al abismo.

 Tepco contaba con un amplio historial de mentiras, engaños y corrupción. Durante décadas falsificó documentos que evidenciaban graves problemas: fisuras en el reactor, fugas radioactivas, violación de medidas de seguridad. El ingeniero nuclear Yukitero Naka vio como silenciaban las advertencias sobre estos problemas. Kei Sugaoka inspeccionó durante años las centrales de Fukushima y sufrió la falsificación y el ocultamiento de sus lapidarios informes. Esta es la ética de la corporación nucleoeléctrica que sigue al frente de las operaciones para decomisar el complejo nuclear de Fukushima y poner bajo control un desastre -que a cinco años de iniciado- está lejos de lograrse.

Cinco años de constante emisión radioactiva

Adentrarse en el distrito de Futaba donde se encuentra la prefectura de Fukushima, sus pueblos y aldeas, es viajar en el tiempo cinco años atrás. La imagen congelada de casas abandonadas, comercios cerrados y calles desiertas nos llevan al escenario de un paisaje pos apocalíptico. Más de 200.000 personas abandonaron sus hogares partiendo hacia otros rumbos y alrededor de 20.000 viven aún en residencias temporales, en una suerte de módulos minúsculos en la que habitan familias enteras fuera de la zona de exclusión. Muchos de los que quedaron en los módulos son ancianos que mueren con la tristeza del desarraigo y la vana esperanza de poder regresar alguna vez a lo que fue su hogar. Alrededor de 130 personas se quitaron la vida por depresiones vinculadas al desastre nuclear, son las víctimas silenciadas de Fukushima.


 Módulos temporales preparados para usarlos durante dos años


Las carreteras vacías son un testimonio de la devastación causada por el desastre. Crédito: Dailymail

Al perder refrigeración los núcleos de los reactores 1, 2 y 3 se recalentaron a temperaturas tan elevadas que comenzaron a derretirse fundiendo todo a su paso y llevando consigo el combustible que estaba fisionando en el reactor. El zirconio (metal que recubre las barras de combustible) cuando se funde reacciona con el agua generando hidrógeno. Este gas es extremadamente inflamable y fue el que hizo volar por los aires los edificios de los tres reactores liberando enormes cantidades de elementos radioactivos. La reconocida  doctora australiana Hellen Caldicott[6] explica claramente lo sucedido: “Se estima que el 15 de marzo -en cuestión de horas- escaparon a la atmósfera tres veces más gases nobles que los liberados en Chernobyl. Estos gases son emisores de radiación gamma de muy alta energía, similares a los rayos x, penetran el cuerpo humano y al ser inhalados se instalan en los pulmones y en los tejidos grasos exponiendo a los órganos cercanos a la radiación gamma. El cesio y el yodo 131 son también emisores de radiación beta y gamma, entran en el cuerpo por inhalación o ingestión. Otro elemento muy peligroso es el estroncio 90, tóxico por 100 años, análogo al calcio se concentra en los huesos, los dientes y la leche materna, puede causar cáncer de huesos, leucemia o cáncer de mama. Pero alrededor de otros 100 elementos radioactivos fueron también liberados durante las semanas y meses del accidente y miles de personas fueron expuestas a nubes de radiación” Esta explicación es vital para comprender la imagen desolada del comienzo en la prefectura de Futaba, territorio entregado a las miasmas radioactivas liberadas de la caja de pandora que se abrió en Fukushima.

El producto de la fusión del núcleo de los reactores es una masa negra similar al magma de un volcán. Arrastra consigo las más temibles sustancias inventadas por la industria. Uranio, plutonio y otros elementos radioactivos y metales fundidos están presentes en el magma atómico llamado “corium” en la jerga nuclear. En Chernobyl se tomaron fotografías del mismo y se lo conoce como la “pata de elefante”. Al día de hoy la pata de Chernobyl sigue siendo letal; en Fukushima mataría a una persona en minutos. El “corium” es la materia de los 6 extremos: extremadamente potente, tóxica, radiactiva, caliente, densa y corrosiva. Esta lava ardiente atravesó la gruesa vasija de acero de contención de los reactores y se encuentra sobre la base de hormigón de los mismos, aunque nadie puede aproximarse para comprobarlo fehacientemente. Ni siquiera los famosos robots japoneses que resultan inutilizados ante la radioactividad. Esta es la razón por la que el agua que entra en los sótanos de las centrales (construidas demasiado bajas para ahorrar costos) sale altamente radioactiva. Desde el comienzo del desastre una parte del agua termina en el mar a un ritmo de 300 toneladas diarias. Más de 500 mil toneladas vertidas contaminaron el océano pacífico y las consecuencias de la acumulación radioactiva en los ecosistemas marinos planetarios comienzan a notarse aunque los gobiernos se empeñen en negarlo. La repentina muerte de focas, orcas, estrellas y leones de mar, devastados por extrañas enfermedades (pérdidas de pelo, llagas supurantes y úlceras en la piel) a lo largo de toda la costa del pacífico, desde Alaska hasta México, no fue tenida en cuenta para profundizar las investigaciones. Daniel Madigan, investigador de la universidad estadounidense de Stanford capturó atunes rojos apenas seis meses después del accidente, concluyó que “de manera inequívoca los atunes rojos están transportando partículas radioactivas procedentes de Fukushima”. Otras 400 toneladas diarias del agua que fluye a través de los reactores son acumuladas en miles de tanques provisorios construidos a toda prisa. Sus costuras se abren, las mangueras pierden y las fugas son constantes, si hubiera un nuevo terremoto todo ese agua iría derecho al mar. En una de las filtraciones descubiertas las mediciones se contaron en  2200 milisieverts por hora. Se estima que era radiación beta incapaz de atravesar la ropa de los trabajadores, de haber sido radiación gamma[1][7] los hubiera matado en pocas horas. Para contener el agua radioactiva Tepco y el gobierno planearon la construcción de un faraónico muro de hielo de U$S 400 millones que congele los suelos para intentar impedir el contacto del agua con los reactores.  Aunque voces calificadas se alzaron diciendo que no servirá para nada, pronto comenzará su construcción. Científicos y personalidades de todo el mundo reclamaron la intervención de una misión internacional de expertos que ayude para encontrar soluciones a un desastre que afectará a toda la humanidad, denuncian incapacidad técnica, ética y económica de la corporación Tepco para seguir al frente de tan titánica tarea.


La piscina de combustible del reactor Nº 4

 Cada  día que pasa se estarán moviendo barras de combustible agotado en alguna de las 430 centrales nucleares existentes alrededor del planeta. Computadoras especialmente diseñadas manipularán un brazo robótico para extraerlas, manteniendo convenientemente alejados a los seres humanos. Los sistemas informáticos calculan milimétricamente los movimientos que se harán a través de grúas automatizadas. Transportar las barras de combustible agotado desde el núcleo del reactor hasta la pileta para su enfriamiento es una tarea sumamente delicada, aun en las mejores condiciones. El reactor Nº 4 del complejo Fukushima Daiichi se encontraba detenido por mantenimiento el día del terremoto, por lo que todo el combustible en uso estaba en la piscina. Esto significa que algunas de las barras estaban altamente irradiadas y muy calientes. La función de la pileta es justamente contener el combustible agotado enfriándolo durante años para recién después poder reutilizarlo o darle una disposición final; el combustible que más tiempo lleva estará más frio y habrá decaído parte de su radioactividad. La piscina del reactor cuatro contenía 450 toneladas de combustible nuclear, distribuidas en 1.535 barras de las cuales 1.231  estaban irradiadas y en su interior había aproximadamente 37 millones de curies de radioactividad de largo plazo. ¿Qué nos indica esto? Que si hubiera acontecido un nuevo evento sísmico generando una reacción en cadena dentro de la pileta, se hubiesen liberado 10 veces más cesio 137 que en el accidente de Chernobyl

La humanidad estuvo en peligro.

La pileta del reactor Nº 4 fue construida entre el cuarto y el quinto piso  a 30 metros de altura. El potente sismo de magnitud 9 dañó severamente la edificación. Como señala el experto Arnie Gundersen, en las primeras horas del accidente la pileta debió haber perdido agua generando una reacción en cadena parcial que hizo saltar el techo por los aires. La integridad estructural del edificio se encontraba dañada y apuntalada, con un nuevo sismo la pileta habría caído al suelo, o hubiese sufrido rajaduras que habrían liberado todos los elementos radioactivos presentes. Era conocido que no podía resistir un nuevo terremoto que supere el grado 7 de la escala Richter y para colmo de males los sismólogos más destacados de Japón predicen que existe un 98% de probabilidades de que esto ocurra en los próximos años. ¿Cuáles serían las consecuencias del peor escenario? La destrucción de la pileta del reactor 4 o la pérdida total del agua refrigerante habría iniciado una serie de eventos de carácter apocalíptico que al decir de Gundersen y otros reconocidos científicos implicarían  que “la gente abandone Japón y los residentes de la costa oeste de EEUU y Canadá cierren todas sus ventanas y permanezcan al interior durante un tiempo”. Si la piscina se hubiese roto quedando sin agua, el combustible se habría calentado provocando un estallido que hubiese liberado una gran cantidad de sustancias radioactivas dispersándose sobre una extensa área. La radiación resultante habría impedido acercarse a todo el complejo disparando nuevas reacciones en cadena en todas las barras de combustible usado del resto de los reactores. No eran teorías conspirativas o exageraciones para generar pánico, era una terrible realidad denunciada por muchas personalidades. Existen más de 11.000 barras de combustible agotado en todo el complejo, la cantidad de Cesio 137, por nombrar uno de los peligrosos radionucleidos presentes, es alrededor de la mitad de Cs 137 liberado en todas las pruebas nucleares, accidentes como Chernobyl y plantas de reprocesamiento de todo el planeta en los últimos 60 años: algo así como casi 100 Chernobyl. Muchas voces y ciudadanos independientes del mundo se alzaron denunciando esta situación. El ex embajador de Japón ante Suiza Mitsuhei Murata declaró que el derrumbe del edificio de la unidad 4 habría afectado también a la pileta común ubicada a solo 50 metros que contiene 6.375 barras de combustible. Murata aseguró en ese momento “que esto causaría una catástrofe global nunca vista. La responsabilidad de Japón ante el resto del mundo es inconmensurable” Akio Matsumara ex asesor en la ONU envió una desesperada carta[8] al Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki-Moon solicitando la “intervención de un equipo internacional de expertos independientes” liderado por la ONU. Para argumentar el pedido escribía que ante la posibilidad del colapso de la piscina de combustible “incluso en el mejor de los casos sería una catástrofe mundial sin precedentes. Las posibles consecuencias son la evacuación de 35 millones de habitantes de Tokio, el desuso permanente de la tierra de Japón, y el envenenamiento de los cultivos de alimentos en los Estados Unidos. Estas no son proyecciones fantásticas, son razonablemente expectativas conservadoras”, alertaba Matsumara. La consultora internacional Holophi especializada en temas de alta complejidad realizó un informe especial[9] en donde destacaba las estimaciones de estroncio, cesio y plutonio presentes en la pileta del reactor 4 y en todo el complejo, y analizaba distintos escenarios en caso de accidente. Sus conclusiones coincidían con los temores de Murata y Matsumara y recomendaba a los ciudadanos  presionar a los gobiernos para que tomen acción.

Comparación de casos: Three Mile Island (1979) y Chernobyl (1986)
Los peores accidentes de la historia, aun con su gravedad  y terribles consecuencias, son menores comparados con la tragedia de Japón. Fukushima triplica a esta altura las emisiones radioactivas de Chernobyl. Es importante comprender la diferencia con estos dos accidentes para dimensionar el impacto global de Fukushima. En primer lugar tanto en TMI como en Chernobyl la fusión ocurrió en un solo reactor y nunca jamás en la historia nuclear una pileta de combustible agotado estuvo en  estado crítico como se encontraba la pileta del reactor Nº 4. La pileta del reactor Nº 3 también fue dañada, aunque en menor medida. El agua jamás tomó contacto con los núcleos fundidos en esos dos desastres. En el caso de TMI pudieron entrar al núcleo del reactor dentro del año posterior al accidente, y durante los seis años siguientes se pudo desmantelar completamente el  reactor fusionado en Harrisburg, Pensilvania. En Chernobyl tuvieron que construir un edificio completo encima del  núcleo ardiente solo seis meses después de haber volado por los aires. Una vez terminado el llamado “sarcófago” de hormigón los rusos pudieron ingresar al edificio del reactor y determinar dónde estaba el núcleo fusionado. Enviaron robots y encontraron lo que se llama la “pata de elefante”, 80 toneladas de combustible fusionado, el “corium” de Chernobyl. Se estima que el “corium” de Fukushima ronda las 300 toneladas, con el agravante que contiene un combustible reciclado (Japón es uno de los dos lugares en el mundo donde se reprocesa combustible nuclear) llamado MOX hecho con plutonio, la sustancia creada por el hombre más tóxica y mortal que existe. Se estima que el reactor Nº 3 contiene 300 kg de plutonio. La millonésima parte de un gramo de plutonio causa cáncer. El costo económico para Ucrania fue devastador. En el 25º aniversario de Chernobyl el primer ministro ucraniano reconoció que la tragedia ha costado ya más de 280.000 millones de euros, consumiéndose el 10% del prespuesto de Ucrania cada año. El último presidente de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, reconoció en una carta pública que “fue Chernobyl –incluso más que la Perestroika- la verdadera causa del colapso de la URSS”[10] Para fines de 2011 Japón tenía su primer déficit comercial en 30 años[11]. Estimaciones conservadoras calculan en un billón de dólares el costo para desmantelar  Fukushima. Suficiente dinero como para poner de rodillas a la tercera economía mundial.

Tepco inicia la remoción de las barras de combustible de la pileta colapsada

En noviembre de 2013 Tepco comenzó a mover las barras de combustible de la pileta del reactor Nº4[12]. La tarea más peligrosa e importante realizada a la fecha. Para llevarla adelante debieron desarrollarse tecnologías nunca probadas. Recordemos que el edificio voló en pedazos y los sistemas informáticos junto con las grúas automatizadas desaparecieron. Durante dos años Tepco construyó un nuevo edificio que rodea y tapa la pileta, también colocaron grúas que se apoyan en estas nuevas estructuras construidas por fuera de la edificación antigua  (lo que demuestra la debilidad estructural  del edificio de la unidad 4 que no podía soportar el peso de la grúa). La tarea que antes realizaba milimétricamente una computadora, la hicieron manualmente  trabajadores expuestos a un ambiente de altísima radiación, que trabajaban con trajes y máscaras que reducían la visión, bajo estrés constante y que debían ser reemplazados de sus puestos regularmente debido a niveles radioactivos que superaban los límites permitidos rápidamente. El plan de Tepco fue introducir una barrica de acero dentro de la pileta para luego insertar las barras de combustible, una por vez dentro de la misma. La barrica, que permanecía con líquido en su interior (caso contrario explotaría), era elevada por otra grúa que la introducía en un camión que la transportaba hasta la pileta contigua que se encuentra en buen estado. Debieron repetir esta operación 1.535 veces. Hemos citado en este trabajo al ingeniero nuclear norteamericano Arnie Gundersen por ser una voz con autoridad. Gundersen tiene más de 40 años de experiencia en altos cargos de la industria nuclear, trabajó en la fabricación de barras de combustible, construyó y operó reactores. Como a tantos científicos la realidad de esta industria fatídica lo llevó a cruzar a la vereda opuesta, hoy preside “Fairewinds Energy Education” un centro de información y educación que intenta desmitificar las bondades de la energía nucleoeléctrica. El ingeniero nuclear cuestionó los planes de Tepco para retirar las barras porque subestimaban los peligros implícitos. La tarea debía realizarse con sumo cuidado, el más mínimo error podía haber disparado una reacción en cadena. Al decir de Gundersen no se podía saber con exactitud el estado de las barras y varillas de combustible. Dentro de la pileta cayeron pequeños escombros que no pudieron ser retirados, hubo una explosión y era posible que las barras al haberse calentado estuvieran deformadas, temía Gundersen. “Imagínese que está retirando cigarrillos de un paquete lleno”, ejemplifica. “Si el paquete no está dañado se podrá retirar un cigarrillo sin problemas, ahora si usted aprieta el paquete y lo deforma, el cigarrillo se atascará”. De manera análoga las barras se encuentran muy juntas en una caja, si estuvieran deformadas, el más mínimo roce podría haber desatado una reacción en cadena. La riesgosa tarea en la piscina del reactor cuatro finalizó en noviembre de 2014, pero queda por delante un desafío aún más difícil: retirar el combustible agotado de las piletas y de los núcleos de los fusionados reactores 1, 2 y 3. Esta tarea deberá realizarse a distancia debido a los altos niveles de radiación que impiden la presencia humana. El comienzo de los trabajos en la piscina del reactor 1 fue anunciado para 2019 y del combustible de la unidad para 2025. Es imposible pensar –en el mejor de los casos- desmantelar el complejo antes de 2050.

Y habrá que cruzar los dedos para que nada salga mal. Los antecedentes de Tepco no llaman a la confianza, en estos últimos años  mintieron constantemente y fracasaron recurrentemente en encontrar soluciones a los problemas. Incluso situaciones tan ridículas como la acción de roedores sobre los cables de alimentación llevaron a interrupciones del suministro eléctrico que pusieron en peligro nuevamente -al menos en dos oportunidades-  al complejo Fukushima Daiichi. Inexplicablemente el gobierno hizo oídos sordos a todas estas advertencias. Un periodista del diario japonés “Mainichi” pudo visitar la pileta del reactor 4 y cubrir lo que estaba sucediendo allí dentro mientras trabajaban en la remoción de las barras de combustible. Escribía el reportero[13]: “las escenas reales de la devastación ponen de relieve un duro camino por delante para desmantelar las instalaciones, una tarea desalentadora que probablemente tenga 40 años por delante” “Las instalaciones nucleares paralizadas por el tsunami permanecen regadas de escombros tres años después del estallido de la crisis nuclear”. Una frase escrita como un mantra sobre un pilar de acero donde realizaban la peligrosa tarea ejemplifica la presión a la que estaban sometidos los trabajadores: “¡No caiga! ¡No deje caer! ¡No quede atrapado!” si hubiese sucedido cualquiera de estas cosas mientras manipulaban las grúas que retiraban las barras de la pileta, sus vidas habrían tenido los minutos contados.

Esclavos nucleares en Fukushima

Las potencias occidentales aseguraban que el accidente de Chernobyl había ocurrido porque el gobierno comunista era corrupto y no contaba con la tecnología apropiada acusando a la antigua URSS de imponer un férreo manto de silencio para ocultar aquella tragedia. El desastre de Fukushima ocurrió en uno de los países capitalistas más organizados. Para buena parte  del imaginario popular Japón es sinónimo de robots, honor y pujanza económica. La antigua Unión Soviética entregó a los llamados “liquidadores” a una muerte segura, miles de ellos fueron llevados por la fuerza o bajo engaño a inmolarse frente al reactor ardiente. Por el contrario en Japón poco después del accidente los “héroes de Fukushima” recibían el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, por su valor y ejemplo. Tres años después una investigación de la agencia Reuters[14] y otra del diario El Mundo[15] de España dejaban en evidencia que los “héroes” habían sido reemplazados por indigentes, desempleados sin recursos, personas endeudadas  y mendigos que viven en las calles. Mediante subcontrataciones de empresas que reciben fondos de Tepco son reclutados por los Yakuza, la poderosa mafia japonesa. Expuestos a altas dosis radioactivas trabajan sin máscara ni traje de protección, no tienen seguro médico, no reciben formación y una vez que enferman son desechados sin ninguna compensación. Son los esclavos nucleares de Fukushima. Su paga: poco más que un plato de comida. Un “empleado” de la ciudad de Mito declaraba: “No recibimos comidas o máscaras protectoras, el trabajo de descontaminación es como un gran campo de concentración” La necesidad de renovar constantemente el plantel de trabajadores que han recibido el máximo de radioactividad permitida puso a los Yakuza como intermediarios finales para reclutar a los que no tienen opción, a los pobres de la tierra. “Más de 50.000 empleados pasaron por la Zona de Exclusión Nuclear y las previsiones indican que se necesitaran otros 11.000 cada año. A pesar de todo Tepco apenas cubre dos tercios de sus necesidades de mano de obra en Fukushima”, asegura el demoledor informe. En Ucrania los “liquidadores” eran soldados, campesinos y bomberos, cientos de miles murieron de cáncer y enfermedades, pocos llegaron a los 50 años de vida. El moderno Japón también ofrenda sus “liquidadores” al dios del átomo, en la democracia occidental el ejército de reserva es la mano de obra desempleada, los pobres; sus violentos reclutadores, la mafia. Queda claro que en los desastres nucleares la ideología no hace diferencia.

En el país del fascismo naciente

En Japón empieza a fortalecerse  un Estado autoritario que parece estar dirigido por lo que el ex primer ministro Naoto Kan llamó “la aldea nuclear”, a la que nos referimos al comienzo. En noviembre de 2012, coincidiendo con el inicio de los trabajos en la pileta del reactor 4, el gobierno del conservador Shinzo Abe promulgó una polémica ley de secretos de estado que castigará hasta con 10 años de cárcel a quien divulgue secretos nacionales, llamados “secretos especiales”, definidos de manera vaga y dando la posibilidad a que cuestiones como la difusión de lo que ocurre en Fukushima, pueda ser clasificado dentro de esta categoría. Defensores de derechos humanos, periodistas y ciudadanos creen que esta ley restringirá el derecho a la información. El gobierno de Abe se manejó de manera poco transparente sobre todo respecto a la información sobre Fukushima, “los funcionarios de gobierno sistemáticamente limitaron sus informes sobre las condiciones ambientales después del desastre, en detrimento de la salud de muchas personas”, destaca el portal Gloval Voices.

La organización Médicos por la Responsabilidad Social[16] (PSR, por sus siglas en inglés) calificó como normas “sin conciencia” a los niveles de radiación permitidos en las escuelas primarias y secundarias de la prefectura de Fukushima. El gobierno declaró como “segura” la exposición a 20 milisieverts por año para los niños que utilizan los patios de recreo en la región. PSR denunció que con esos niveles permitidos se los exponen a un riesgo de 1 en 200 de contraer cáncer y si están expuestos a esta dosis durante dos años, el riesgo es de 1 en 100. Para los médicos ganadores del premio nobel de la paz en 1985 “no hay manera de que estos niveles de radiación sean considerados como seguros”.  Mientras estas mentiras se desparraman, en los hospitales de Japón los doctores reciben órdenes de sus superiores de no decir a los pacientes que sus problemas están relacionados con la radiación, pero recientes estudios demuestran que el cáncer de tiroides en niños[17]está comenzando a dispararse mucho antes de lo esperado. En Chernobyl los impactos masivos en la salud comenzaron cuatro años después del accidente nuclear. Con los alimentos y cultivos en la zona (y en todo el país) altamente contaminados, es de esperarse que la incidencia exponencial de todo tipo de cáncer y enfermedades relacionadas con la radiación, devaste la salud de la población. El gobierno japonés se propone silenciar esta realidad promoviendo leyes que restringen la información. Pero la mayor cortina de humo es sin dudas el anuncio de la realización de los juegos olímpicos 2020 en Tokio, que contó con la irracional aprobación del comité olímpico que no consideró los riesgos a los que someterán a los deportistas en una ciudad que tiene importantes niveles de contaminación radioactiva[18].





Mientras tanto un régimen nuclear en las sombras sueña con reactivar[19]todas las centrales apagadas. Por esta razón se hace  lo posible para que parezca que Fukushima tiene solución y rechazan la posibilidad de construir un sarcófago como en Chernobyl. El ingeniero nuclear Arnie Gundersen sugiere “cubrir todo con hormigón y alejarse por 100 años”. Creemos que la respuesta más clara al rechazo de esta posibilidad la dio el escritor japonés Hirose Takashi cuando dijo: “aceptar la solución del sarcófago significa admitir que estuvieron equivocados y que no podrán arreglar las cosas. Significa la derrota de la idea de la energía nuclear, una idea que sostienen con casi una devoción religiosa. Y no significa solamente la pérdida de esos seis (o diez) reactores, significa cerrar todos los demás también, una catástrofe financiera. Si pudieran al menos enfriarlos y ponerlos en marcha otra vez, podrán decir “ven la energía nuclear no es tan peligrosa después de todo”. Fukushima es un drama con el planeta entero observándolo, que puede terminar en la derrota o la victoria  de la industria nuclear”

Estamos convencidos que en estas palabras se resume el título de nuestro trabajo. Fukushima es el punto final a todos los mitos nucleares. El colapso del complejo nuclear Fukushima Daiichi determinará el final de la industria nuclear planetaria, sería cuestión de tiempo. Entonces se habrá evitado que la pesadilla del genial cineasta japonés Akira Kurosawa reflejada en el corto “El Fujiyma en rojo”[20]de la película “Los sueños de Kurosawa” se haga realidad. En solo siete minutos el premonitorio film resume el espanto de la energía nuclear. El drama ronda en los diálogos de los últimos sobrevivientes de la explosión de seis reactores nucleares en Japón (increíblemente la misma cantidad del complejo Fukushima). Una mujer que carga un bebé en su espalda entabla un dramático diálogo con un hombre de la industria atómica:

-        “Nos dijeron que las plantas nucleares eran seguras. El peligro son los errores humanos no la planta en sí misma”. “No habrá accidentes, no hay peligro. Eso fue lo que dijeron. ¡Qué mentirosos! ¡Si no los cuelgan por esto, los mataré con mis propias manos!”-. Grita desesperada la mujer
-        “No te preocupes. La radioactividad los va a matar”.- Responde el funcionario “Lo siento…yo soy uno de esos que merece morir”, finaliza.

Las caras se iluminan, la radioactividad se acerca. En la siguiente escena el burócrata del átomo se habrá arrojado al mar. ¿Será ese el destino de Japón? ¿Exageramos al pensarlo?

Estamos convencidos que sólo el compromiso de los pueblos alrededor del mundo pondrá fin algún día a esta irracional manera de obtener energía. Las plantas nucleares nos enfrentan al fantasma de la bomba atómica, al drama sin solución de los residuos radioactivos y a la posibilidad de otro Chernobyl o de otro Fuksuhima. La sola acumulación de elementos radioactivos pululando la tierra durante milenios pone en riesgo la existencia humana. ¿Con qué derecho condenamos a decenas de generaciones?

Es el momento de abjurar de la energía nuclear, el planeta no puede soportar otro Fukushima. Socializar la información es un deber que todo ciudadano comprometido con la vida debe asumir. Quedarse al margen es inmoral.




[1] Si bien en el texto respetaremos la palabra “accidente”, advertimos una diferencia fundamental que nos lleva a preferir el uso del término incidente poraccidente en la actividad nuclear. Suelen presentarse como sinónimos pero, en nuestra opinión, la actividad nuclear provoca  riesgos insalvables, originados por sí misma, que no deberían considerarse como accidentes. Incide significa que incurre, comete, quebranta. Accidente, en cambio, lo asociamos a circunstancia, un hecho que pudo haber sido salvado. El funcionamiento de las centrales atómicas tiende inevitablemente a generar desastres per se que inciden en su causa.
[2] “La mentira de Fukushima” documental de la televisión alemana, incluye declaraciones del ex primer ministro Naoto Kanhttps://www.youtube.com/watch?v=AOHIv7kffFs
[3] El ex primer ministro Naoto Kan declaró recientemente que si el viento hubiese venido del norte tan solo un día de esos primeros momentos, grandes áreas de Tokio habrían sido contaminadas obligando la evacuación de la capital.  Kan admitió que esto habría significado “el colapso de nuestro país” y citó “una serie de coincidencias afortunadas” por las que esto no ocurrió, a las que llamó “divina providencia” http://www.psr.org/assets/pdfs/fukushima-report.pdf
[4] “Muestras del suelo de Tokio deberían considerarse desechos nucleares en EEUU” https://vimeo.com/38995781
[5] A la fecha de este informe hay cuatro reactores funcionando. En agosto de 2015 se puso en marcha el primer reactor nuclear pos desastre. El cuarto reactor entró en funcionamiento en febrero de 2016 en la central de Takahama, pero una semana después debió detenerse nuevamente debido a una fuga de líquido radioactivo. A los pocos días fue reactivado a pesar de la fuerte oposición pública.
[7] “Los rayos gamma son particularmente dañinos, porque penetran los tejidos humanos con gran eficiencia como lo hacen los rayos X.  En consecuencia, el daño que causan no está limitado a la piel. En cambio, la piel detiene casi todos los rayos alfa, y los rayos beta solo consiguen penetrar aproximadamente 1cm más allá de la superficie de la piel. Por lo tanto, ni uno ni otro son tan peligrosos como los rayos gamma a menos que la fuente de radiación entre de alguna manera en el cuerpo. Dentro del organismo, los rayos alfa son particularmente peligrosos porque transfieren su energía al tejido circundante e inician daños considerables (…)”  Fuente: “Razones que nos permiten oponernos a la energía nucleoeléctrica”, Javier Rodríguez Pardo.
[9] “Estimación del potencial impacto del fallo de la piscina de combustible agotado de la unidad 4 de Fukushima Daiichi”http://web.archive.org/web/20140329180323/http://www.holophi.ch/resources/Holophi-Special-Report-on-Fukushima-SFP-4-r.pdf

[10] “Chernobyl fue la causa de la caída de la Unión Soviética” http://edant.clarin.com/suplementos/zona/2006/04/23/z-03503.htm
[11] “Japón cierra 2011 con déficit comercial por primera vez desde hace 30 años”.http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/25/economia/1327480833.html
[12] El reactor Nº 4 del complejo Fukushima Daiichi se encontraba parado por recarga, por esta razón la pileta contenía una cantidad inusual de barras de combustible altamente irradiado. Los reactores 5 y 6 también estaban detenidos por mantenimiento.  De haber estado en marcha los seis reactores nucleares el accidente podría haber sido mucho más grave.
[14] “Trabajar en Fukushima: sueldo bajo, riesgo alto, y la mafia japonesa”. http://www.publico.es/internacional/477660/trabajar-en-fukushima-sueldo-bajo-riesgo-alto-y-la-mafia-japonesa

[15] “Los mendigos que limpian la nuclear por dentro”. http://www.elmundo.es/cronica/2014/02/02/52ecb785268e3ec34f8b456b.html

[17] En octubre de 2011 la Universidad Médica de Fukushima puso a prueba a más de 300.000 niños menores de 18 años.  Un asombroso 50% presentaba nódulos o quistes en su tiroides,  sin embargo solo se han confirmado oficialmente 110 casos de cáncer en niños.
[18] Un grupo de vigilancia ciudadana informó sobre muchos puntos radioactivos en las futuras instalaciones olímpicas, todas ubicadas cerca de Tokiohttp://www.greenpeace.org/argentina/Global/argentina/graphics/2014/nuclear/Cronologia_3_aniversario_Fukushima.pdf
[19] A tres años del desastre el primer ministro japonés Shinzo Abe declaraba a los medios: “Quiero volver a poner en marcha los reactores nucleares que, según las estrictas medidas de seguridad, hayan sido considerados seguros y me gustaría contar con la comprensión de la población local”http://www.eluniversal.com/internacional/140310/japon-pondra-en-marcha-reactores-nucleares-3-anos-despues-fukushima
[20] Corto “El Fujiyama en rojo” del largometraje “Los sueños de Akira Kurosawa”. Coproducción Japón-EEUU, 1990http://vimeo.com/21402851